Se me hace muy triste, reconocer los crecientes problemas que vienen afectando nuestra sociedad: la ira, la venganza, el orgullo, la violencia y, veo la falta de compromiso como un cáncer que origina muchos males. Sí, la falta de compromiso, una manera de ver los diferentes aspectos de la vida sin querer asumir las responsabilidades relacionadas al compromiso.
Lo veo en las madres solteras que tomaron una decisión errada, eligieron a un “Príncipe Azul” que se retiró del escenario después de una prueba de embarazo. También lo veo en lo permisivo que los padres se han vuelto a la hora de corregir a sus hijos, bajando la guardia y dejando que los antivalores entren y se sienten en nuestra casa. Lo veo en profesionales que venden su ética al mejor postor, en el artista que deshace su vida porque lo que importa es la fama. Veo la corrupción de los valores y principios de moralidad y de ética, y es que, definitivamente, cuando abandonamos el compromiso, entra la corrupción en nuestra vida.
¿Vale la pena tener una relación de noviazgo que no se convertirá en matrimonio solo por satisfacer nuestras emociones? ¿Qué pasa cuando no funcione y el corazón esté tan mal? ¿De quién será la culpa? Creo que todo es un asunto de decisiones, nuestras decisiones son importantes y necesitan mostrar evidencias verdaderas que reflejen la responsabilidad del compromiso asumido.
Hoy vemos como la unión libre nos las venden como las nuevas relaciones, ¿Qué es eso? Gente que se une para “probarse” y, dependiendo de eso, toman la decisión. ¿Quieren saber lo que ocurre? Lo que nadie dice es que después que se “prueban” pocos se comprometen. Es frustrante ver cómo estamos callados ante este escenario. Todos hablan de que quieren compromiso, pero no dar un paso al frente, mostrando la responsabilidad sobre el compromiso adquirido
Tú decides a quien entregarle tu corazón, es tu decisión. Tú decides pasar de relación en relación y perder originalidad e integridad. Tú decides darle tu corazón a gente que lo cuide o que lo hiera. Pero siempre será tu decisión. Tú decides complicar más tus sentimientos o esperar para hacer una buena elección y tomar las decisiones acertadas.
Esta sociedad en que vivimos adolece de compromiso. No sé en qué momento lo perdimos, en qué momento dejamos de enseñarlo a nuestros hijos. Suelo tratar con jóvenes enfrentando diversos problemas personales y sociales y cuando les pregunto ¿qué es lo que más los ha marcado en sus vidas?, las respuestas más frecuentes se relacionan con la falta de compromiso bien de un papá que les abandonó, o una mamá que no les atendía, lo cual creó una cultura de error que les comunica: no existe el compromiso, sé individual, lucha solo, nadie te ayudará.
Llegó el momento de recuperarnos, llegó el momento de levantar una nueva generación, una generación guiada por principios y valores de ética, de integridad y honestidad moral, social que genere compromiso individual y colectivo. Para lograr esto, necesitamos modelos que nos digan como comprometernos, que vale la pena hacerlo, que el diseño de Dios funciona y es el mejor; que nos muestra que, aunque, nuestros padres no hayan sido nuestros mejores modelos de compromiso, nosotros podemos ser personas de compromiso siguiendo el modelo que Dios nos da para seguir.
Me gusta el pasaje en el Salmo 27:10 que dice: “Aunque mi padre y madre me abandonen, el Señor me recibirá en sus brazos”. Dios asume con nosotros el compromiso y nos enseña el valor del compromiso en las relaciones interpersonales tanto en la familia como en la sociedad para el buen funcionamiento de cada aspecto de nuestra vida diaria.
Por: Ivan Pirela