Aunque puede afirmarse que la violencia siempre ha formado parte de la vida humana, la frecuencia y la extensión de sus efectos se han venido incrementando en las últimas décadas alrededor del mundo. Cada año, más de 1,6 millones de personas pierden la vida, y muchas más sufren lesiones no mortales como resultado de la violencia, bien auto-infligida, interpersonal, o colectivo.
La violencia es una de las principales causas de muerte en la población entre los 15 y 44 años de edad, en todo el mundo. Calcular el costo implicado en la pérdida de vidas humanas es imposible; Sin embargo, los costos de la violencia relacionados con gastos en asistencia médica y días de trabajo perdidos, en adición a los costos que implica el hacer cumplir las leyes, tanto a nivel educativo como correctivo: cuerpo policiales, penitenciarias, etc., se calcula que asciende a los miles de millones de dólares cada año, lo cual causa un impacto negativo en la economía de los países.
La Violencia. Análisis de la Problemática.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), define la violencia como el uso intencional de la fuerza o del poder físico, de hecho o como amenaza, contra uno mismo, contra otra persona, o contra un grupo o comunidad, que cause o, con alto riesgo de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones de libertad. Asimismo, la violencia ha sido categorizada según la dirección del acto de violencia, en tres tipos básicos:
• Violencia auto infligida
• Violencia interpersonal
• Violencia colectiva
La violencia interpersonal es clasificada en dos sub-categorías:
• La violencia familiar o de pareja: la que se produce entre la pareja o entre los miembros de la familia y, que por lo general, sucede en el hogar.
• La violencia colectiva o comunitaria: la que se produce entre personas que no guardan parentesco y que pueden conocerse o no, y que sucede, por lo general, fuera del ambiente del hogar.
De la misma manera, la naturaleza o tipo de los actos de violencia ha sido clasificada de acuerdo al área de foco de la acción y que usualmente suceden en conexión:
• Física
• Psíquica. Incluye privaciones físicas, emocionales o descuido
• Sexual
Científicos y expertos en Estudios Sociales y en Salud Pública, han tratado de definir las causas de la violencia. Hasta ahora, se han encontrado una multiplicidad de factores como causales de violencia asociados a conductas aprendidas. Más recientemente los expertos han diseñado modelos ecológicos que ayudan a identificar y a explicar los diferentes factores causales:
El nivel individual. Es el nivel del modelo ecológico que busca identificar factores biológicos del individuo y de su historia personal que podrían derivar comportamientos violentos. Se cree que es durante los primeros años de vida cuando el ser humano desarrolla la capacidad de sentir compasión, de valorar la vida, o sentir dolor por el sufrimiento de otras personas. Por tanto, si durante este periodo la persona es sometida a actos de violencia en sus diferentes formas, puede suceder que tales capacidades no lleguen a desarrollarse, y al llegar a la edad adulta estas personas serán las más susceptibles a usar la misma violencia a la que fueron sometidos para resolver los conflictos o satisfacer sus necesidades emocionales, convirtiéndose en verdugos o en víctimas.
EL abuso sexual en los niños puede causar trastornos psicológicos que se manifiestan en la edad adulta: depresión, trastornos de personalidad o tendencias al alcoholismo o a drogadicción. De esta manera puede establecerse el círculo vicioso de la violencia a través de generaciones familiares.
El nivel de las relaciones. Es el nivel del modelo ecológico que estudia patrones de comportamiento en las relaciones sociales cercanas; con los amigos, en las parejas, o con los miembros de la familia, que se relacionan con un mayor riesgo de convertirse en víctima o perpetrador de actos violentos.
En los casos de la violencia entre la pareja y en el caso del maltrato de niños, la interacción cotidiana o el compartir el domicilio con un agresor, puede aumentar las oportunidades de que se produzcan encuentros violentos.
El nivel de la comunidad. Es el nivel del modelo ecológico que examina los contextos de las comunidades que influyen en las relaciones sociales, tales como: la escuela, sitios de trabajo, el vecindario, buscando identificar las características de estos ámbitos que se asocian con la generación de víctimas o de perpetradores de actos violentos.
El nivel social. El nivel del modelo ecológico que examina los factores sociales más generales que determinan las tasas de violencia. Incluyen los factores que crean un clima de aceptación, o que reducen las inhibiciones para la práctica de la violencia, y los que crean y mantienen las distancias entre distintos segmentos de la sociedad, o que generan tensiones entre diferentes grupos y aun entre países.
En el nivel comunitario y en el social, pueden considerarse las culturas comunitarias que aceptan y promueven prácticas y comportamientos causativos, o propiciadores de diferentes manifestaciones de violencia. Culturas comunitarias que promueven, aceptan, o aun alaban el uso del alcohol, juegos de azar o de relaciones interpersonales ilícitas son ejemplos que podemos ver.
La OMS presenta el abordaje integral y participativo como método para la prevención de la violencia, lo cual incluye la cooperación de los gobiernos con agencias representativas de la comunidad:
Algunos tipos de Programas que ofrecen los Gobiernos
• Educación
• Empleo
• Desarrollo habitacional
• Justicia y Seguridad
• Acción Social
• Servicios médicos y de salud
• Deportes y Recreación
• Ayuda financiera
Algunos tipos de Programas de Participación del sector Privado
• Recursos comunicacionales: TV, Radio, Internet
• Servicios médicos y de salud
• Deportes y Recreación
• Otros: iglesias, organizaciones sociales no gubernamentales, etc.
La Violencia. Papel de la Iglesia
Como hemos ya establecido, la violencia como problema social siempre ha existido, debido a que forma parte de la conducta humana natural, bien instintiva, y salvaje, como lo vemos en la historia de grupos indígenas que practicaban canibalismo u otros actos de violencia como forma aceptable y natural de proceder, o como también aprendemos de la historia y de la vida actual, culturas que practican actos de violencia aprendidos y aceptados como conductas justas y aplicables tales como: el asesinato de niños a través del aborto, el homicidio colectivo para justificar un objetivo religioso o aun escenarios de violencia como juegos o espectáculos de diversión.
De manera que la iglesia no ha quedado invulnerable a ser impactada por la creciente expansión de la violencia, puesto que la iglesia está formada por personas que proceden de la sociedad en general, y que son cambiadas y transformadas a través de la experiencia del nuevo nacimiento en Jesucristo y el subsecuente proceso de renovación del entendimiento, lo cual puede tomar tiempo en el proceso de la consolidación.
Adicionalmente, pueden existir casos de personas que aun siendo parte de una organización eclesiástica, no llegan a “adoptar” los principios divinos, bíblicos, transformadores que definen a la iglesia. A diferencia del modelo científico social que presenta y ofrece el abordaje de la violencia con estrategias externas colectivas dirigidas a cambiar el ambiente de la persona y consecutivamente su condición, Dios en su Palabra, la Biblia que funciona como el manual de fabricación de la creación, incluyendo el ser humano, plantea la estrategia de solución comenzando con el abordaje individual dirigido a un cambio interno del individuo que se va extendiendo a la conducta exterior, y a las diferentes aéreas sociales en la que el individuo interactúa.
El Señor Jesucristo dijo: “Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre. Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias”. (Mateo 15: 18-19). O sea, que una vez que se le da lugar a pensamientos y actitudes de violencia, la persona es contaminada, enfermada.
De manera que, de acuerdo a las especificaciones del Creador y Fabricante, debe primeramente ocurrir un cambio del corazón del individuo, lo cual comprende la más íntima forma de pensar, sentir, y decidir del ser humano. Luego, a través de un proceso de renovación y de reemplazo de la información y del entrenamiento previamente recibido, por una nueva información, de acuerdo a las especificaciones del Creador y Fabricante, la conducta del individuo será transformada para bien individual y comunitario.
La Biblia lo presenta de esta manera: “Ya que Dios es tan bueno con ustedes, les ruego que se dediquen a hacer todo lo que a él le agrada. Y no vivan ya como vive todo el mundo. Al contrario, cambien de manera de ser y de pensar. Así podrán saber qué es lo que Dios quiere, es decir, lo que es bueno, agradable y perfecto”. (Romanos 12: 1-2).
A continuación presento una serie de decisiones a tomar y pasos a seguir que pueden ser clave en la solución definitiva de actitudes y conductas que conllevan a expresiones de violencia de cualquier tipo. Estas sugerencias terapéuticas son ofrecidas por el manual del Creador Fabricante, la Biblia y las he seleccionado porque abordan más directa y definitivamente los causales y las manifestaciones de la violencia en la persona y porque funcionan como herramientas pertinentes para la resolución efectiva de conflictos.
Tratamiento de la Violencia. Decisiones y Pasos a seguir
1. Reconocer el problema y desear el cambio que solo Dios puede producir. Estar consciente del daño personal, familiar y colectivo que puede causar o que ya han causado las manifestaciones de violencia. En otras palabras, aceptar con humildad de corazón que se ha fallado o pecado* y que se necesita cambiar sabiendo que solo Dios puede hacerlo definitivamente.*. “Porque la gente violenta no puede hacer lo que Dios quiere. Por eso, dejen de hacer lo malo, pues ya hay mucha maldad en el mundo. No hagan lo malo; de otra manera su vida parecerá un trapo sucio. Más bien, reciban con humildad el mensaje que Dios les ha dado. Ese mensaje tiene poder para salvarlos”. (Santiago 1: 20-21)
2. Desear el cambio que solo Dios puede producir, aceptando el mensaje de salvación que Dios nos ha dado, pedir perdón por la falla, delito o pecado. La Biblia lo denomina: arrepentimiento y lo expresa de la siguiente manera: “Si reconocemos ante Dios que hemos pecado, podemos confiar siempre en que él, que es justo, nos perdonará y nos limpiará de toda maldad”. (1 Juan 1: 9).
3. Entregar la voluntad, el corazón, la vida al Señor Jesucristo para poder ser transformado, cambiado. «Dios amó tanto a la gente de este mundo, que me entregó a mí, Jesucristo su Hijo unigénito, para que todo el que crea en mí tenga vida eterna. El que cree en mí, no será condenado por Dios”. (Juan 3:16,18b). El Señor Jesucristo murió en la cruz por nosotros para que nosotros fuésemos perdonados o exculpados y él resucitó para darnos una vida nueva.
4. Disponerse a crecer. El hecho de haber entregado la vida a Cristo es experimentado por la persona como un cambio percibido en su ser interior, como un nacer de nuevo. La Biblia dice: “Ahora que estamos unidos a Cristo, somos una nueva creación. Dios ya no tiene en cuenta nuestra antigua manera de vivir, sino que nos ha hecho comenzar una vida nueva” (2 Corintios 5: 17). De manera que luego del cambio ocurrido, la persona disponerse a crecer, a capacitarse en la nueva manera de vivir en integridad para ser verdaderamente productivo personalmente y para los que le rodean. “Les pido, de parte del Señor, que ya no vivan como los que no conocen a Dios, pues ellos viven de acuerdo con sus tontas ideas. Por eso, ya no vivan ni sean como antes, cuando los malos deseos dirigían su manera de vivir. Ustedes deben cambiar completamente su manera de pensar, y ser honestos como corresponde a personas que Dios ha vuelto a crear para ser como él”. (Efesios 4:17,22-24).
El proceso de capacitación implica el aprender progresivamente los principios de vida que Dios estableció, manteniendo comunicación con Dios a través de la oración y estudiando sus principios: “Hijo mío, está atento a mis palabras; Inclina tu oído a mis razones. No se aparten de tus ojos; Guárdalas en medio de tu corazón; Porque son vida a los que la hallan, Y medicina para todo su cuerpo”. (Proverbios 4: 20-22).
5. Perdonar a los que le han hecho daño, pedir perdón* a los que han sido afectados por las manifestaciones violentas y aun, perdonarse a sí mismo por las situaciones y los daños ocasionado, sabiendo que ha sido primeramente perdonado por Dios. El Señor Jesucristo nos dijo que amemos a nuestros enemigos, bendigamos a los que nos maldicen y hagamos bien a los que nos odian y que perdonemos, si es necesario, “hasta setenta veces siete” al que nos haya hecho mal. (Mateo 5:44; Mateo 18:22-35). Debido a que puede ser algo difícil de hacer, muchas veces habrá que pedirle a Dios la capacidad para perdonar.
6. Evitar factores predisponentes y huir de situaciones o provocadoras de manifestaciones de violencia. Si es ira, con la ayuda de Dios, identifique la causa de la ira y evítela. Si siente que va perdiendo la paciencia, retírese hasta que se calme. Si es alcohol, o propensión a estar mucho tiempo en la computadora, evítelo. Tenga el valor de analizar honestamente su comportamiento en el hogar y especialmente con sus familiares y amigos. Piense en las consecuencias que sus acciones puedan tener y para ellos, y evite el “perder” la cabeza. Manténganse alejado de los instigadores de violencia. Guarde la sobriedad de su mente. (Proverbios 4: 23-27).
7. Este dispuesto a recibir ayuda. Comience a asistir regularmente a una iglesia cristiana donde se tome en cuenta la Biblia como norma de fe y conducta, rodéese de amistades que le edifiquen y le fortalezcan como individuo y en la familia, para vivir la nueva vida sana. Si es necesario, solicite ayuda especializada de consejeros preparados por la iglesia o profesionales en el área. Especialmente, en casos de personas que fueron víctimas de abusos durante la infancia o la adolescencia, o en casos avanzados de alcoholismo u otro tipo de adicciones, la ayuda especializada puede ser requerida.
Finalmente, es importante el perseverar, el recordar constantemente que es el Señor Jesucristo, quien murió y resucitó para darnos vida, es quien nos da las fuerzas para enfrentar toda clase de situaciones. Dios tiene poder para hacer mucho más y ayudarnos más allá de lo que nos imaginamos y le pedimos.
“Más la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto” Proverbios 4: 18
*Arrepentimiento: Pesar de haber hecho algo. Manifestación en actos encaminados a disminuir o reparar el daño de un delito, o a facilitar su castigo.
*Pecado: Cosa que se aparta de lo recto y justo, o que falta a lo que es debido
*Perdón: Acción de perdonar. Remisión de la pena merecida, de la ofensa recibida o de alguna deuda u obligación pendiente.
REFERENCIAS:
- INFORME MUNDIAL SOBRE LA VIOLENCIA Y LA SALUD. OMS. 2003
- PREVENCIÓN DE LA VIOLENCIA. Guía para aplicar las recomendaciones del Informe mundial sobre la violencia y la salud.OMS.2006
- LA BIBLIA. Versión Reina Valera 1995 y Reina Valera Contemporánea (RVC)
- DICCIONARIO LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA
Por: Dra. Ledy Maldonado de Rivas
Excelente reflexión, la familia es el nucleo principal de la sociedad y si esta no esta basada en los principios de amor y respeto que pide Djos tendremos una sociedad descompuesta y aun más individuos con problemas de adaptacion y aceptacion a si mismos. Gracias por compartir esta tremenda enseñanza..