Partiendo del principio que un misionero es un cristiano comprometido en cumplir el mandato del Señor Jesucristo expresado en el capítulo 16 del Evangelio de San Marcos de «ir por todo el mundo y predicar el evangelio a toda criatura»…, he asumido la responsabilidad de obedecer esa orden, primeramente disponiendo mi corazón para servir; iniciando en mi casa, honrando a mis padres, pasando más tiempo con mi madre; acompañándole y disfrutando de sus enseñanzas y de sus experiencias. También he aprendido a sembrar mí tiempo hablando y compartiendo la Palabra de Dios con ella diariamente.
Tradicionalmente el término misiones se asocia solo con salidas al exterior del país donde uno vive, mientras que al leer detalladamente las indicaciones del Maestro, ese paso podría ser interpretado como el último paso a dar de acuerdo a la jerarquía que él estableció. Son tu casa, la mía, nuestra comunidad, nuestro sitio de trabajo, nuestra ciudad y país, los lugares que deberíamos abordar con prioridad con el mensaje de las buenas noticias de salvación.
En mi experiencia personal, Dios fue capacitándome progresivamente, moldeándome en diversas áreas de mi vida, preparándome, antes de llevarme de la mano a la agencia misionera «Oasis de Amor Internacional», liderada por el pastor Joel González. Allí fui capacitada como misionera, recibiendo sólidos fundamentos bíblicos, madurando en mi carácter personal en preparación para enfrentar crisis personales, aprendiendo a perdonar y a ceder mi voluntad a Cristo. También crecí en mi experiencia como adoradora, y evangelizadora.
Fue entonces cuando Dios me envió en el 2010 a mi primer viaje al exterior, a Perú, como parte de un equipo de evangelismo y servicio en las ciudades de Lima, Ancón Sarita y Costa Azul. El favor de Dios estuvo en cada momento con cada uno de los miembros del equipo misionero; no nos faltó nada, y sobre todo, por su misericordia, el equipo logró alcanzar a las almas que manifestaban necesidad de recibir el amor de Cristo.
En 2011, tuvimos la oportunidad de viajar a Ecuador, en el año 2012 al estado Guárico, Venezuela, cumpliendo el propósito evangelizador persona a persona, mientras que en el año 2013 realizamos una campaña de evangelización masiva en la ciudad de Maracaibo durante la cual se repartieron 100.000 folletos informativos.
De mi experiencia adquirida y vivida, yo les animo, mis amados hermanos, a que asumamos el mandato que nos dio el Señor Jesucristo de anunciar las Buenas Nuevas, llevando un estilo de vida que facilite y conlleve a la predicación de esas buenas noticias, el glorioso Evangelio de nuestro Señor Jesucristo en cualquier lugar a donde Dios nos lleve, comenzando en nuestro hogar y aún hasta en lo último de la tierra, siempre teniendo presente que solo el amor de Jesucristo nuestro Salvador, nuestro Redentor, nuestro Sanador puede sanar los corazones quebrantados, las vidas de cada ser humano y dar esperanza y respuesta a las crisis sociales de los pueblos alrededor del mundo.
“De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo Unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él”.
Juan 3:16-17
Por: Carina Henríquez