La historia de mi vida la podría yo dividir, cronológicamente, en dos fases, antes y después del año 1988. Nací en Venezuela en el año 1953 y crecí en una familia estable, con sólidos principios familiares y religiosos. Fui bautizada siendo una bebé, tome los cursos del Catecismo e hice mi Primera Comunión a mis 9 años de edad. De las enseñanzas de mi familia y de la iglesia, aprendí la importancia de respetar a Dios, del sacrificio del Señor Jesucristo al morir en la cruz por mis pecados y de lo adicional que yo tendría que hacer para finalmente poder ser aceptada en el cielo.
Luego que me gradué en la universidad, me dediqué de lleno a mi profesión como Contador Público y al disfrute social como profesional soltera, estable e independiente con comodidad financiera. Mis ganancias las invertía en mi consumo y comodidad personal y en colecciones artísticas.
En el año 1988, fui invitada por mi hermana a una reunión de un grupo de cristianos. Mi concepto acerca de los llamados cristianos o evangélicos hasta ese momento, era un tanto escéptica. Sin embargo, acepté la invitación y durante la reunión, a través de las enseñanzas compartidas, mis ojos fueron abiertos hasta entender, finalmente, un tiempo después en el año 1989, que el Señor Jesucristo es Dios hecho hombre, que no solo murió por nuestros pecados sino que resucitó para darnos una vida abundante y con propósito en la Tierra, así como la vida eterna en el Cielo, y que nada de lo que nosotros pudiéramos hacer, podría pagar lo que Jesucristo hizo por nosotros, porque Él lo hizo por amor. Fue entonces cuando acepté esa verdad, que ocurrió mi nuevo nacimiento y el comienzo de mi transformación como una nueva criatura, hija de Dios.
Poco tiempo después conocí de ABANSA Mi Refugio (Asociación Benefactora de Ayuda al Niño Sin Asistencia), el ministerio u organización sin fines de lucro en la cual sirvo al Señor desde entonces, después de responder a la invitación que me hizo un amigo para colaborar en uno de los Hogares de Asistencia. Después de haber transcurrido solo unos meses, tuve la convicción de que Dios me pidió que me dedicara a tiempo completo a ABANSA para servirle a Él, ayudando al niño necesitado y que Él me proveería lo que necesitara para vivir. Al principio, el proceso de adaptación a mi nueva forma de vida fue un poco difícil porque hasta ese entonces mi vida había sido muy diferente. (www.abansa.org).
Ya habiendo comenzado mi servicio en ABANSA, el Señor me prometió un esposo. Por dos años oré por mi esposo y por su familia bendiciéndole, sin conocerle o saber quién podría ser; también oraba por nuestra futura vida como esposos y ayunaba por él todos los domingos.
Fue en Abril del año 1992 cuando conocí al hoy mi esposo Héctor Rivas Mata, y tres meses después de compartir como amigos, me propuso matrimonio. Para entonces ya el Señor me había dado a entender que Héctor sería mi esposo. Seis meses después de habernos conocido, Héctor y yo, los dos sirviendo en el área administrativa del ministerio ABANSA Mi Refugio, nos casamos.
Teniendo yo 41 años, tuvimos nuestro primer hijo, mi primer parto, Moisés Jesús, nacido en Septiembre de 1993, actualmente, está terminando sus estudios de Derecho. En Enero de 1995, a mis 42 años de edad, nació nuestra bella hija Ana Raquel quien actualmente continúa avanzando en sus estudios profesionales en Diseño Gráfico. Nuestros dos hijos son un hermoso regalo de Dios. Ambos se criaron y se formaron como parte de ABANSA Mi Refugio.
Desde el año 1995 Héctor y yo, hemos servido como padres substitutos o padres afectivos de las “Casa Hogar ABANSA Mi Refugio”, además de continuar con nuestras tareas o responsabilidades administrativas, en la apertura y desarrollo de nuevos programas de servicio. Hemos servido en las casas hogares funcionando en diversas ciudades de Venezuela: Caracas, Barcelona, Valencia, Mérida y hemos podido comenzar y desarrollar nuevos programas en Puerto La Cruz, Barcelona y Mérida.
Desde el año 2004 hasta el año 2015, trabajamos en el desarrollo y coordinación del programa “Más Que Vencedores”, el cual incluye la asistencia a adolescentes en situación irregular, proveyéndoles un ambiente de estabilidad de familia y de hogar, apoyándoles al mismo tiempo, en la formación académica regular y en programas de entrenamiento en las áreas artesanal y agrícola.
Cuando reflexiono acerca de lo que Cristo ha hecho en mí y a través de mi vida, percibo su inmensurable amor y me trae a recuerdo el verso 4 del capítulo 5 de la primera carta del apóstol Juan, el cual ha sido inspirador para mi vida todos estos años: “Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe” (1 Juan 5:4).
Damos primeramente gracias al Señor por su bondad y por su gracia inmerecida, y a la multitud de colaboradores que nos apoyan con sus oraciones, con recursos materiales y con sus habilidades, formando con nosotros el equipo necesario para cumplir con la misión que se nos ha asignado.
Si desea contactarnos, puede hacerlo a través de nuestra dirección Internet: www.abansa.org o a través de nuestro correo electrónico: Héctor y Milagros Rivas: [email protected].
Por: Héctor y Milagros Rivas
Que hermoso testimonio! Que Dios los siga usando en ese gran ministerio que han emprendido. En estos momentos cuando la necesidad de atencion a la niñez de Venezuela es tan grande ustedes estan alli para ayudar. Gracias.. Dios los bendiga!!