Cuando hablamos acerca de cumplir un propósito, usualmente nos referimos a la intención o el ánimo de hacer algo con una meta u objetivo muy específico para obtener resultados inmediatos, por ejemplo: “voy a pintar la casa con el propósito de venderla a un mejor precio”. No es así cuando se trata acerca de vivir una vida con propósito.
Cuando hablamos de propósito con referencia a la vida, la palabra propósito adquiere un significado más profundo y trascendental, se refiere más a: “el sentido que toda persona otorga a su vida” y el cual en general, propone la plena satisfacción, el bienestar, la paz interior y con el entorno, y la felicidad. Para orientarse en pro de conocer cuál es el propósito de la vida usualmente las personas se formulan las siguientes preguntas: ¿quién soy yo?, ¿para qué estoy aquí en la tierra?.
Muchas personas se equivocan al creer que ellos son lo que sus títulos académicos dicen, en que área se han profesionalizado, lo que marcan sus apetitos a veces egocéntricos; o moldean su identidad según los estereotipos que la cultura de negocios procura imponer a través de los medios de comunicación, o definen su identidad según las tradiciones de sus padres: “yo soy abogado como mi padre, mi abuelo, mi bisabuelo, mi tatarabuelo”, o según las subculturas juveniles que cada vez generan más conflictos existenciales y emocionales, o se rodean de fama y fortuna para llegar a decir que son alguien, no importando siquiera el costo o los medios para alcanzar tal aspiración.
Cantidades de personas llegan a alcanzar sus expectativas siguiendo estos modelos; sin embargo muchos continúan viviendo vidas vacías y desdichadas a pesar de sus logros porque no llegan a visualizar, a entender quiénes son o cual es el propósito de sus vidas.
Ahora, si partimos del hecho de que somos una creación, lo lógico es pensar que la respuesta está en quien la creó, en el creador. Si se asume que fuimos creados por “la madre naturaleza” entonces el propósito de vida sería este: “comamos y bebamos que mañana moriremos” y la vida no tendría mayor transcendencia o sentido, lo que importaría sería vivir y sobrevivir lo mejor posible en esta tierra en armonía con la naturaleza que nos rodea y punto, y todo lo que se haga y se logre en la vida seria para perseguir o lograr tal propósito o fin.
Es oportuno recordar el pensamiento expresado por Bertrand Russell, quien se definía como ateo: “A menos que se dé por hecho la existencia de Dios, la búsqueda del propósito de vivir no tiene sentido”. Cada uno de nosotros tenemos la opción de creer o no en la existencia de Dios creador.
Personalmente yo veo expuestas claramente las evidencias de la existencia de Dios Creador; lo veo en los cielos, en el firmamento, en la naturaleza incluyendo en el ser humano, todo lo que nos rodea y nosotros mismos son muestras de su creación. Como el pastor Rick Warren dijo “Si deseas saber por qué te pusieron en este planeta, debes empezar con Dios. Naciste por su voluntad y para cumplir sus propósitos”.
Dios nos creó a su imagen y a su semejanza para cumplir un propósito: manifestar su naturaleza, su amor, lo cual es nuestra manifestación de adoración a Él. Al principio de la creación, Dios Padre comisionó al hombre para reproducirse, multiplicarse y para administrar los productos de la tierra. Luego, cuando Jesucristo en su muerte y su resurrección nos redimió de nuestra rebelión, nos prometió la vida eterna y nos comisiono a enseñar a otros a cumplir los principios de vida que Él nos enseña, mostrando siempre el amor al prójimo como a nosotros mismos. Génesis 1: 28, Mateo 22: 36-40; 28:20, 1 Juan 4:7.
Así que hay todo un potencial creativo en nosotros que con toda responsabilidad debemos desarrollarlo con excelencia, y usarlo en todo lo que honre el nombre de Dios y sea de bendición no solo para nosotros mismos, sino primeramente al prójimo, esto dará un verdadero sentido a la vida, traerá genuinos deseos de superación y brindará la satisfacción plena de una vida con propósito terrenal y eterno.
“Nosotros somos hechura suya; hemos sido creados en Cristo Jesús para realizar buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que vivamos de acuerdo con ellas”.
Efesios 2:10
Por: Pastor Edixon Morales