Daniel se propuso en su corazón no contaminarse con la ración de la comida del rey ni con el vino que este bebía. Pidió, por tanto, al jefe de los funcionarios que no fuera obligado a contaminarse.» Daniel 1:8. (RVA)
Daniel y sus amigos eran unos jóvenes bien parecidos y altamente capacitados que formaban parte del grupo de hebreos deportados a Babilonia bajo el reino de Nabucodonosor que fueron escogidos para servicio gubernamental por su perfil intelectual y físico. Daniel 1:4. Ellos debían vivir en el palacio y estaban supuestos a comer la comida que se cocinaba en el palacio real. Sin embargo, Daniel y sus compañeros eran hebreos temerosos de Dios que crecieron guardando las leyes y los principios de vida que Dios le dio a Moisés para Israel, los cuales incluían el restringirse de comidas sacrificadas a los ídolos y otras restricciones que habían escogido que mostraban pureza de vida y una determinada dedicación a Dios en quienes lo practicaban. Levítico 11:44-47, Números, 6:1-3
El libro de Génesis también nos relata otra historia de integridad y ética puesta a prueba. José, siendo un joven, mayordomo de Potifar, fue tentado cuando la esposa de Potifar comenzó a mirarlo, a acosarlo y hasta ordenarle que se acostara con ella. José ante tal tentación mantuvo su integridad y negándose le dijo: ¿Cómo podría yo cometer semejante maldad? Sería un gran pecado contra Dios. José era uno de los hijos de Jacobo, que años atrás había sido vendido por sus hermanos a unos mercaderes ismaelitas quienes a su vez, lo llevaron a Egipto y lo vendieron a Potifar, el capitán de la guardia del faraón. El favor de Dios en José le llevaba a prosperar en todo y se había ganado la confianza de su jefe egipcio. Génesis 39:1-10
Siglos después, las historias narradas siguen siendo ejemplos de experiencias del día a día. En nuestra vida cotidiana enfrentamos situaciones que prueban nuestra capacidad de respuesta a diversos retos, nuestra integridad de carácter y ética de vida.
Socialmente se pueden presentar ocasiones en que un compañero de estudio o de trabajo, un amigo o un familiar reaccionan en forma inesperada, airada o violenta, que nos motiva a responder en el mismo tono; o cuando compartiendo un buen tiempo con amigos nos invitan a un lugar que sabemos no es conveniente asistir o, cuando en medio de una conversación agradable alguien cambia de tono y comienza a criticar y a murmurar de otros. Otras veces, por temor a perder una amistad, el querer ser aceptados por un grupo social o congraciarnos con personas agradables, poderosas, influyentes que creemos nos ayudarían a lograr alguna meta o un deseo en nuestra vida, cedemos a la tentación de adoptar conductas no éticas que muestran falta de integridad delante de Dios y sus principios de vida, y que son capaces de perjudicarnos a nosotros mismos y a los que nos rodean.
Personalmente, cuando hoy día, ante la tendencia a medir la prosperidad en base a las riquezas materiales, nos puede llegar a molestar el ver gente que se hace de riquezas no licitas o deshonestos mientras viven lo que luce una vida feliz como que nada malo les acontece. También, podríamos encontrarnos ante una transacción de negocios que presenta una vía “más fácil” pero que no se apega a los requisitos éticos o legales instituidos; o cuando se nos da la ocasión en que estando en nuestra privacidad frente a la computadora, aparecen en la pantalla imágenes y anuncios que invitan a sitios indebidos. Nuestras respuestas a tales pruebas van a demostrar nuestra capacidad para tomar las decisiones acertadas y el dominio propio que refleje una conducta de integridad y ética de vida.
Vemos como la decisión que adoptaron Daniel y José mostraba su determinación a vivir una vida de integridad siguiendo los principios de ética de vida que Dios nos enseña. Ellos decidieron no ceder a los gustos y placeres que pueden provocar las comidas preparadas por un chef maestro o acceder a invitaciones para complacer a personas atractivas sabiendo que serían incompatibles con una honrada moral y ética de vida. Daniel y José corrieron riesgos de ser penados por las decisiones que tomaron pero ellos le dieron prioridad a mantener su integridad, en favor de su relación con Dios y no se amoldaron al mundo de su época.
De hecho, Daniel corrió el riesgo de caer en serios problemas por la decisión que había tomado. Sin embargo, Dios le favoreció de tal manera, que tanto Daniel como sus amigos permanecieron en el palacio al servicio del reino porque el rey los halló “diez veces más sabios” que todos los sabios de su reino. Daniel 1:9-21. En el caso de José, Potifar lo puso en la cárcel cuando la esposa mintió y le culpó como el motivador de lo sucedido. Dos años había pasado José en la cárcel cuando el faraón lo llamó a consulta, después de haber recibido referencias acerca de la especial y extraordinaria sabiduría que caracterizaban al joven hebreo. De allí faraón exalto a José nombrándolo como la persona con mayor autoridad después de él en el reino de Egipto, un Primer Ministro y líder asesor de la economía del reino, convencido de que el favor y la sabiduría de Dios lo habían capacitado. Génesis 39-40
Tanto José como Daniel y sus amigos estaban seguros de que la posición que asumieron y la decisión que tomaron fue lo correcto a hacer, que a pesar de que podía implicar ciertos riesgos, como de hecho sucedió, el estar haciendo lo correcto delante de Dios les garantizaba Su respaldo y un buen desenlace final.
En el libro de los Salmos encontramos lo que el rey David dejó escrito para los siglos venideros al respecto, cuando el mismo le preguntaba a Dios como se podría vivir seguros de su cobertura. Sólo quien hace lo bueno y practica la justicia; quien piensa en la verdad y habla con la verdad; el que no habla mal de nadie ni busca el mal de nadie ni ofende a nadie; el que no hace daño a su amigo ni ofende a su vecino; el que honra a quien honra a Dios. El que cumple lo que promete aunque salga perdiendo; el que presta dinero sin cobrar intereses, y jamás acepta dinero para perjudicar al inocente. Quien así se comporta, vivirá siempre seguro, fue su conclusión. Salmo 15:1-5
Hoy día, siglos después y mientras haya vida, se nos presentarán los mismos retos; nuestra integridad de carácter y ética de vida serán probados. Nuestra relación con nuestro Creador y con su creación es inevitable, el cómo lo vamos a hacer, si es nuestra selección. Antes de escoger la vía, es conveniente evaluar el destino.
En la oportunidad en que los expertos le preguntaron al Señor Jesucristo acerca de cuál era el mandamiento o principio de ley de vida más importante, él les respondió: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el primero y el segundo es semejante a él: Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Mateo 22:36-40. Vemos como el requerimiento de amar a Dios, a uno mismo y al prójimo implica voluntad (corazón), entendimiento (mente), conocimiento, razonamiento y acción (alma) los cuales se muestran tanto en nuestra posición, aprecio y relación con Dios como en nuestra posición, aprecio y relación con nuestro prójimo como con nosotros mismos. El vivir en integridad muestra la evidencia práctica del aprecio, del amar a Dios, a nosotros y al prójimo como a nosotros mismos.
“En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies; poco faltó para que mis pasos resbalaran, es que tuve envidia de los arrogantes, al ver cómo prosperaban esos malvados”. Salmo 73:2-3 RVC. Todos hemos pasado por situaciones o vivido experiencias que nos llevan a esta reflexión. Debemos procurar que el “casi se deslizaron” se convierta en “se mantuvieron firmes”, sabiendo que nuestra vida será de bien, favorecida por Dios. Afirmemos nuestro propósito de vivir una vida de integridad y viviremos siempre seguros. Presentemos nuestras vidas a Dios y Él nos dará a entender el camino a seguir. Romanos 12:1-2
Ante los retos que la vida nos presenta, pidamos ayuda a Dios. El Señor Jesucristo nos dijo como orar, como pedirle: “Padre Nuestro….perdona nuestras ofensas, así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden, no nos dejes caer, guárdanos de la tentación, líbranos del mal”. Mateo 6:9,12-15 .Eduquémonos en los principios de vida que Dios nos ha dado a conocer, descritos en la Biblia, su manual de vida. Aprendamos las leyes y principios civiles de la sociedad donde vivimos lo cual nos facilitará a vivir en honestidad y respeto. Decidamos que nuestra actitud refleje nuestro carácter, decidamos pensar en lo que es bueno, lo positivo, lo sano, lo admirable en lo que haya algo que alabar. Apartémonos de lo negativo, de lo malo, las críticas, el enojo. Salmo 1:1-6, Filipenses 4:6-9
Mantengamos nuestra relación con Dios día a día apartando un tiempo de entrega y comunión, entonces su paz que sobrepasa todo entendimiento nos guardará y nos guiara para vivir una vida fructífera de bien. Salmo 1, Filipenses 4:6-9
“Afortunado el que no sigue el consejo de los perversos, ni el ejemplo de los pecadores, ni se une con los que andan burlándose de todo. Al contrario, le gusta la enseñanza del Señor y la estudia día y noche. Será tan fuerte como un árbol plantado junto a corrientes de agua fresca, que da su fruto en el momento adecuado y al que nunca se le caen las hojas. Le irá bien en todo lo que haga”
Salmo 1:1-3 (PDT)
El Mensajero Sin Fronteras. www.mensajesinfrontera.org
OTROS VERSICULOS BIBLICOS ACERCA DE INTEGRIDAD. RVA-2015
Calla delante del Señor y espera en él. No te alteres con motivo de los que prosperan en su camino, por el hombre que hace maldades Salmos 37:7
El hombre de bien tiene compasión y presta, y administra sus cosas con justicia. Salmos 112:5
No niegues un bien a quien es debido, teniendo poder para hacerlo. Proverbios 3:27
La suave respuesta quita la ira, pero la palabra áspera aumenta el furor. Proverbios 15:1
El hombre perverso levanta contienda; y el chismoso aparta los mejores amigos. Proverbios 16:28
Paguen a todos lo que deben: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra. Romanos 13:7
Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que traza bien la palabra de verdad. 2 Timoteo 2:15
En cambio, la sabiduría que procede de lo alto es primeramente pura; luego es pacífica, tolerante, complaciente, llena de misericordia y de buenos frutos, imparcial y no hipócrita. Santiago 3:17
Hijitos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y de verdad. 1 Juan 3:18
Integridad
Que no carece de ninguna de sus partes. Dicho de una persona: Recta, proba, intachable
Ética
Perteneciente o relativo a la ética. Recto, conforme a la moral. Conjunto de normas morales que rigen la conducta de la persona en cualquier ámbito de la vida. Ética profesional, cívica, deportiva. Parte de la filosofía que trata del bien y del fundamento de sus valores
Diccionario de la Real Academia Española. www.rae.es