La palabra iglesia en español procede del latín “ecclesia” y ésta a su vez del griego “ἐκκλησία” (“ekklesía”) que significaba originariamente en el antiguo griego: “asamblea” o “llamada afuera”, con el motivo de reunir a la gente de una comunidad. Luego con el tiempo, la palabra iglesia pasó a significar “comunidad o congregación de cristianos”*.
La iglesia es conformada por la comunidad de cristianos unidos por una sola fe, un solo bautismo, una sola esperanza, un solo Espíritu y un solo Dios y Padre de todos, quien es autoridad sobre todos, por todos y en todos. Efesios 4:4-6. La iglesia de Jesucristo representa su cuerpo presente en la tierra.
Como cuerpo de Cristo, la iglesia está formada por miembros articulados y unidos por su Espíritu Santo. Cada miembro tiene funciones individuales y corporativas. La cabeza de este cuerpo es el Señor Jesucristo y por el aprendizaje de su Palabra, revelada por su Espíritu, cada miembro adquiere la mente de Cristo. 1 Corintios 2:16; 1 Corintios 12:12-31, Efesios 4:11-13; Efesios 5:23.
El cuerpo de Cristo como un todo tiene funciones corporativas, algunas de las cuales son: adorar al Señor con todo nuestro ser, manifestar su amor al mundo, predicar sus buenas nuevas; el Evangelio de salvación al mundo, animar, consolar y fortalecer al resto de los miembros de este cuerpo. La interacción armoniosa de los miembros mantiene el funcionamiento sano del cuerpo y se muestra como testimonio de Jesucristo al mundo. Mateo 28:18-20, Juan 13:34-35, Hechos 2:43-47, Efesios 4:2-6.
Individualmente, cada miembro del cuerpo de Cristo es equipado a través de su Espíritu Santo con dones (regalos) y ministerios (servicios) para su edificación. El mayor de los dones es el amor. Juan 13:34-35, 1 Corintios 13:13. Ante el mundo que nos rodea nuestra vida debe revelar el liderazgo de Cristo en nosotros, produciendo frutos visibles, fruto del Espíritu Santo. Mateo 5:14, Gálatas 5:22-26.
Como cuerpo, la iglesia de Cristo puede ser afectada con problemas de crecimiento y con problemas de desarrollo, así como el padecimiento de enfermedades. Es importante para el cuerpo el interaccionar y el ejercitar los miembros en armonía para su buen funcionamiento. El cuerpo de Cristo puede mantenerse sano con la práctica de ciertos principios de salud, tales como:
- Una buena alimentación, con el estudio regular de la palabra de Dios, la Biblia y con una vida de oración. Mateo 4:4; Marcos 14:38; Efesios 6:18.
- Ejercitando el cuerpo: predicando la Palabra de Dios, diezmando, ofrendando, dando limosna y ayudando al pobre, bendiciendo a Israel Mateo 23:23; Mateo 25:35-40, 2 Corintios 9:6, Salmo 122:6, Romanos 11:25-26.
- Previniendo y evitando enfermedades producidas por la murmuración, la amargura, la falta de perdón, la falta de amor, la fornicación o el adulterio, viviendo una vida en amor al prójimo como a uno mismo. 1 Corintios 1:27-30; 1 Corintios 13:1-13, Gálatas 6:1-10, 1 Tesalonicenses 5:12-24, Hebreos 10:23-25, Santiago 4:11-12; Santiago 5:13-20.
Por mucho tiempo la iglesia ha permanecido segmentada por la diversidad del ser humano, las diferentes culturas y la variedad de interpretaciones de algunas instrucciones y principios de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Pero viene el día cuando la oración final de Jesucristo antes de entregarse para ser crucificado para redención de la humanidad y resucitado para vida eterna, será respondida. Juan 17:20-23.
“Pero no ruego solamente por estos sino también por los que han de creer en mí por medio de la palabra de ellos; para que todos sean uno así como tú, oh Padre, en mí y yo en ti, que también ellos lo sean en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. Yo les he dado la gloria que tú me has dado para que sean uno, así como también nosotros somos uno. Yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectamente unidos; para que el mundo conozca que tú me has enviado, y que los has amado como también a mí me has amado” Juan 17:20-23
Por: Dra. Ledy Maldonado de Rivas
*Etimología de la lengua española. https://etimologia.wordpress.com/2006/11/27/iglesia/
*Diccionario de La Real Academia Española. www.rae.es