Científicamente, ha sido confirmado el papel que juegan las emociones en la aparición, el desarrollo y en la evolución de las enfermedades cardiovasculares; por lo que cada vez, se le da más importancia a la necesidad de tomar en cuenta los factores, y las condiciones emocionales del paciente, cuando se hace el diagnóstico y cuando se determina el tratamiento a seguir.
El estrés, los conflictos, la depresión, la ira, la hostilidad, la falta de perdón y otras emociones negativas, pueden afectar la salud y producir o empeorar enfermedades cardiovasculares, en las cuales se ha confirmado, como el mejorar el estilo de vida de la persona puede ser decisivo en el mantenimiento, restablecimiento u optimización de la salud. Hace más de 50 años, que un grupo de cardiólogos comenzaron a resaltar este hecho, cuando describieron modelos de “tipo de comportamiento y tu corazón”.
Una vez más, vemos como la ciencia nos ayuda a entender lo que Dios creó y estableció desde el principio. En Génesis, el primer libro de la Biblia, vemos expresado como las intenciones y las actitudes del ser humano se relacionan con el estado de su corazón. “Vio Dios que era mucha la maldad de los hombres en la tierra, y que todos los planes y pensamientos de su corazón eran siempre los de hacer sólo el mal”. (Génesis 6:5. RVC).
También, lo podemos leer como lo expresó el Señor Jesucristo, cuando hablándole a un grupo les explicó que “Porque de la abundancia del corazón habla la boca. El hombre bueno, saca cosas buenas del buen tesoro de su corazón; el hombre malo, saca cosas malas de su mal tesoro” (Mateo12: 34b-35. RVC).
En lo ya expuesto, podemos ver la importancia que tiene el vigilar nuestra actitud hacia Dios, hacia la vida, hacia nuestro prójimo, hacia los demás; pues, no solo puede afectar nuestra salud personal, sino, que también revela nuestras intenciones y acciones que afectan a otros.
La solución para la buena salud de nuestro corazón, también la encontramos descrita en la Biblia, el libro de los Proverbios, el cual describe como Dios nos amonesta como a hijos a prestar atención a sus palabras y a guardarlas en el corazón, porque “son la medicina para todo el cuerpo” y que además, como de importancia decisiva nos insta a cuidar el “corazón más que otra cosa, porque él es la fuente de la vida” (Proverbios 4: 20-23.RVC).
Por: Dra. Ledy Maldonado de Rivas
Amen! Nuestro corazón es el motor que mueve nuestras vidas y si està guiado por la Palabra del Señor de seguro el resultado de nuestras acciones seran agradables a Él, porque de Él mana nuestra vida!!
Excelentísimo articulo. Justo ayer predicaba sobre esto en nuestra Congregación aquí en la Ciudad de Maturin, la relación que hay cn los frutos de la carne ynlosndel ESPIRITU cn el grupo tipo de información que anidamos en nuestro corazón y como esto repercute en nuestro temperamento. Guao, que confirmación mas bella. So proud of you ,mi madre espiritual. Y justo el 1er articulo que leo de esta hermosa pagina web. Ya la riego x todas mis redes sociales y grupos whassup. Éxitos