El Poder del Perdon

«Y cuando oren, si tienen algo contra alguien, perdónenlo, para que también su Padre que está en los cielos les perdone a ustedes sus ofensas». Marcos 11:25. Debemos imitar a Dios, perdonándonos unos a otros.

En la Biblia también encontramos como el apóstol Pablo en su carta a los efesios nos lo aconseja:» En vez de eso, sean bondadosos y misericordiosos, y perdónense unos a otros, así como también Dios los perdonó a ustedes en Cristo. Efesios 4:32; y el apóstol Santiago nos describe cómo hacerlo en su carta a los creyentes: «Confiesen sus pecados unos a otros, y oren unos por otros, para que sean sanados. La oración del justo es muy poderosa y efectiva» Santiago 5:16.

El perdón es una elección. Es una expresión de la voluntad. La falta de perdón impide la sanidad de las heridas y eventualmente el cuerpo físico empezará a mostrar el daño. Solo Dios, en Cristo puede sanar por completo nuestras heridas emocionales y lo hará cuando tú se lo pidas. Por  las heridas que El sufrió por nosotros podemos ser sanados física y emocionalmente, pero tenemos que apropiarnos de esa concesión.

Cuando escogemos perdonar, escogemos someter nuestras emociones y sentimientos para tomar nuestra cruz y seguir a Cristo como nuestro Señor. “De cierto, de cierto les digo que, si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, se queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto”  Juan 12:24. Cuando tomamos la decisión de perdonar veremos la bendición y el fruto de la sanidad.

No importa cuántas veces pueda alguien ofenderte, perdona aún si esa persona no te pidiere perdón. El perdonar no implica ser débil, ni tampoco el que aceptemos conductas erradas, sino que, el perdonar demuestra tu decisión de amar, ser libre, no atado a sentimientos dañinos que corrompen el cuerpo, alma y el espíritu. Finalmente, recuerdo las palabras del apóstol Juan en sus cartas: «El que dice que está en luz y aborrece a su hermano, todavía está en tinieblas. El que ama a su hermano, permanece en la luz, y en el no hay tropiezo”. 1Juan 2: 9-10.

Perdona, ama a tu hermano y permanecerás en la luz, producirás frutos y no habrá en ti tropiezo.

Por: Milagros Maldonado de Rivas

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