El Matrimonio: Unidos en una sola Carne

“Por esto el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán un solo ser, así que ya no son dos, sino uno solo.” Marcos 10:7-8 RVC

Con el avance de la ciencia, el desarrollo de la tecnología de las comunicaciones es cada vez más notable; sin embargo, vemos como la sociedad viene experimentando un retroceso en aspectos comunicacionales muy valiosos para nuestras vidas. En estos días, se escucha decir cada vez más, que los valores familiares y sociales ya no son tan importantes, y que las enseñanzas que recibimos en nuestra infancia, casi son obsoletas.

Hablando de valores, detengámonos a considerar y reflexionar acerca de una de las bases más importantes de nuestra sociedad, el Matrimonio, lo cual nos ayudará a entender muchas de las cosas que están ocurriendo en nuestros días.

Originalmente, el matrimonio fue instituido por Dios cuando creó a Adán y a Eva, para que fuesen complemento el uno del otro, se multiplicarán y administrarán lo que Dios creó en la Tierra. La institución del matrimonio se basa en la UNIÓN de un hombre y una mujer que se vuelven “una sola carne”, involucrados en cada una de las áreas de sí mismos; es aquí donde radica el problema de muchos y el éxito de otros. La UNIDAD es el gran secreto y, sobre todo, el gran mandamiento o principio que Dios nos dejó cuando instituyó el matrimonio.

Ahora, analicemos lo que la Biblia dice acerca de las bases que sustentan la Unidad esencial para un matrimonio sano y duradero: “Ustedes, las casadas, honren a sus propios esposos, como honran al Señor. Así también los esposos deben amar a sus esposas como a su propio cuerpo. El que ama a su esposa, se ama a sí mismo. Por eso el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán un solo ser”. (Efesios 5: 22,28y31. RVC)

Como vemos, la Palabra de Dios deja bien establecido que tanto el hombre como la mujer al casarse, deben separarse, emocionalmente, de sus padres; tomando cada uno las mejores enseñanzas aprendidas, pues al unirse en matrimonio, ya no son dos sino uno ante Dios.

En esta cita de la carta del apóstol Pablo a los Efesios, vemos claramente el papel del hombre y la mujer; específicamen­te, mujeres: obedezcan y respeten a sus esposos, horrándoles como cabeza de hogar y escuchándoles con respeto. Los hombres: amen a sus mujeres como a sí mismos, aprécienles con amor manifiesto como vaso más frágil, tomando en cuenta como esposo su papel de líder proveedor y protector del hogar. Una sugerencia para los dos es entender que las decisiones de familia, deben ser tomadas en acuerdo mutuo.

Cuando uno de estos aspectos comienzan a fallar en el matrimonio, se le da paso a todo tipo de fracturas en la relación; se manifiesta el egoísmo, se afectan las emociones, la intimidad, las finanzas, y luego viene lo que ya conocemos en nuestra sociedad como: El Divorcio.

Reflexionando en ¿cómo podríamos sobrellevar un matrimonio en estos días de tanto estrés, afán y de tanta intolerancia? Creo mis queridos amigos y amigas, que la respuesta está en guardar los principios establecidos por Dios, sólo la sujeción a tu creador y tu determinación a construir día tras día una familia sólida y de ejemplo para esta sociedad, te garantizan que aunque no será fácil, si tendrás la mano de Dios y tu fe para lograrlo.

Si estás casado(a) o estás por casarte, recuerda siempre este principio que debe regir tu matrimonio: “Por tanto, lo que Dios ha unido, que no lo separe nadie”. (Marcos10:9. RVC)

Por: Lcda. Vanessa Paredes

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